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ReDes | Vol.1 No.1 | septiembre 2006 | 3-7
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MÉTODOS DOCENTES
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¿Cómo se puede querer la Red y el aula a la vez y no estar loco?
Un paradigma de relación cliente-empresa
como base de un método docente no magistral,
con evaluación continuada y sin exámenes. |
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Alberto Domingo
Antonio Chiloeches
Verónica García
Universidad de Alcalá
Departamento de Bioquímica
y Biología Molecular
Campus Universitario
Edificio de Medicina
28871 Alcalá de Henares
(Madrid)
alberto.domingo@uah.es
http://www2.uah.es/rna
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Hoy
la información está en La Red.
Lo que Google no
encuentra, o no existe o es irrelevante. ¿Tiene
algún sentido dar clase
de espaldas a esta realidad? Aprovechar
este magnífico instrumento y hacer que su uso tenga valor
formativo para
nuestros alumnos parece una opción más
útil. La convergencia europea, y también
el sentido común, demandan una educación
comprometida con la formación.
Los contenidos importan, pero
también el entrenamiento de habilidades para afrontar el
futuro profesional con
autonomía, con mayor posibilidad de éxito, tal
vez de supervivencia, en un
mercado laboral y profesional globalizado donde Europa es ya una isla
de
bienestar en riesgo.
¿Cómo sumar contenidos con
habilidades y reducir horas?
¿Cómo valorar el trabajo fuera del aula?
¿Se puede evaluar con equidad sin
exámenes? ¿Cómo repartir los papeles
entre profesor y tecnología? Nosotros
hemos desarrollado y aplicado un método docente sobre un
paradigma “cliente-empresa”
como modelo de relación
“profesor-alumno”,
que se basa en el
uso de la Red como fuente de información
primaria. El profesor y la relación presencial son
centrales, pero con un nuevo
sentido. El profesor pasa a ser un consultor
experto, un consejero, un
tutor, y la
relación presencial adquiere
así un valor formativo de mayor profundidad. La
tecnología no pretende aquí sustituir
al profesor ni a la relación presencial con los alumnos.
Sólo se utiliza como
una herramienta de trabajo real, en la misma forma y para los mismos
fines que
en una actividad profesional.
La experiencia se ha puesto en
práctica, hasta la
fecha, en dos cursos académicos sucesivos y en dos
asignaturas
considerablemente dispares. Consideramos que este método
tiene aplicabilidad
muy general y que aborda la práctica totalidad de los retos
y objetivos que se
plantean en la adaptación al Espacio Europeo de
Educación Superior con
resultados muy favorables.
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Los
orígenes
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En el curso 2004-2005 se
inició una experiencia piloto
de introducción del sistema de créditos ECTS y
adaptación a las directrices de
la declaración de Bolonia en primer curso de la Licenciatura
en Química de la
Universidad de Alcalá. El reto que esto supuso fue
desencadenante de un
replanteamiento profundo de los métodos docentes. La
experiencia que se
presenta aquí se desarrolló y aplicó
inicialmente en el curso 2004-2005 para
una asignatura de Fundamentos de Biología, optativa de
primer curso de
Licenciatura en Química, con una media de 70 alumnos
matriculados. El buen
resultado obtenido llevó de inmediato a adoptar la misma
metodología, en el
segundo cuatrimestre del mismo curso académico, para una
asignatura de Biología
Molecular, obligatoria de especialidad en cuarto curso de la
Licenciatura en
Biología, con unos 20 alumnos matriculados, y a
continuación en una asignatura
de Doctorado, con 10 alumnos, de Biología Molecular
Avanzada. Las mismas
asignaturas se han impartido ya en dos cursos académicos
aplicando la misma
metodología. Esto representa una experiencia sobre una
muestra
considerablemente diversa de niveles dentro de la enseñanza
universitaria, y ya
ha permitido introducir diversas mejoras, ensayar variantes y apreciar
algunos
matices en la respuesta de los alumnos en cada uno de los niveles.
El planteamiento de esta
metodología parte de una
larga experiencia anterior en la impartición de las mismas
asignaturas. La
docencia se venía realizando con fuerte apoyo en
tecnologías de comunicación,
pero desde un planteamiento tradicional, de tipo magistral en cuanto al
papel
del profesor como fuente de información. También
se utilizaban exámenes como
principal elemento de evaluación, si bien estos se
realizaban con libros y
apuntes, incluso permitiendo hablar entre compañeros, ya que
se buscaba la
capacidad de expresión y razonamiento por encima de todo.
Los objetivos que se marcaron en el
desarrollo de esta
nueva metodología, dentro de la experiencia piloto de
introducción de créditos
ECTS como ya se ha indicado, están lógicamente en
la línea de la declaración de
Bolonia. Un planteamiento de partida era que se pretendía
mantener el carácter
presencial de la asignatura. También se buscaban formas de
organizar, de poder verificar de
algún modo y de valorar el
trabajo del alumno fuera del aula. Finalmente, se perseguía
una estrategia que
permitiera potenciar y valorar el desarrollo de habilidades y
competencias en
los alumnos, no sólo la asimilación de
contenidos. Todo ello, por supuesto,
manteniendo los contenidos científicos propios de la
asignatura, entendiendo
estos como comprensión de conceptos y relaciones, y manejo
correcto de la
terminología científico-técnica
específica.
En el área de las
Ciencias Químicas y Biomédicas hay,
además, un hecho ya incuestionable, y es que la Red es una
herramienta de trabajo.
No se trata sólo de un repositorio de información
o un vehiculo de
comunicación. Describir la diversidad de utilidades de la
Red para el trabajo
cotidiano de investigación en el laboratorio está
fuera del objeto del presente
trabajo, pero tal vez sea suficiente indicar como ejemplo que la
información
genética de la especie humana, el genoma humano, y ya de
hecho el de muchas
especies, reside en la Red, se
accede, se investiga y se manipula desde un simple navegador mediante
programas
remotos, siempre través de la Red. Y esto sólo es
un ejemplo. Esto llevó a
plantear la introducción del uso de esta herramienta como un
objetivo docente
adicional, no en el sentido de un uso genérico de la Red,
sino del mismo modo y
con los mismos fines que se usa esta en el trabajo real en nuestro
área de
conocimiento.
El intento de llevar todos estos
planteamientos a un
método realmente aplicable ha dado lugar a la experiencia
que se describe en
este trabajo. Este método comparte, como es
lógico, muchos elementos e ideas
con otros métodos de enseñanza no magistral, como
el “método del caso” [1-3],
el “aprendizaje orientado a proyectos” [4-7], el
“aprendizaje basado en
problemas”, el “aprendizaje colaborativo”
[8,9] o el “método del portafolio” [10
y refs. citadas] por citar algunos, que estimulan o se basan en un
papel más
activo y participativo por parte de los alumnos. También
tiene otros aspectos y
soluciones propias, que se manifiestan fundamentalmente en la
mecánica de
trabajo, la forma de evaluación, los papeles de profesor y
alumnos, o en el
sentido y objetivo de las clases presenciales.
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Figura 1. Ficha de
asignación de número de identificación.
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Números y colores
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Por diversos motivos relacionados
con la forma de
desarrollo del curso, desde la primera sesión se asigna un
número al azar a
cada alumno, que será su única
identificación pública en principio. El objetivo
principal de esto es mantener un cierto anonimato que facilita algunas
actividades del método, especialmente en la parte inicial
del desarrollo de
cada curso. Esto también facilita la publicación
casi semanal de calificaciones
sin comprometer el anonimato de los alumnos. Nosotros resolvemos esta
asignación al azar repartiendo una ficha doble con el
número único de
identificación ya escrito, como la que se muestra en la
figura 1. La ficha para
el alumno contiene los datos de contacto del profesor,
dirección, teléfono,
correo electrónico y dirección de las
páginas web de la asignatura. La ficha
para el profesor se rellena en el acto con los datos del alumno y
alguna
información adicional, que realmente está pensada
casi en su totalidad para
abrir un pequeño debate en este primer día de
clase.
La asignación de
pertenencia a equipos de trabajo,
también aleatoria, se realiza al mismo tiempo. Esto puede
hacerse de muy
diversas formas. Nosotros, por ejemplo, repartimos caramelos de
diferentes
sabores junto con las fichas y luego hacemos que los alumnos se agrupen
por el
sabor o color del caramelo que han recibido, y además
sugerimos que adopten
este como nombre del equipo. Esto genera una distensión que
encontramos muy
facilitadora para alcanzar un ambiente relajado y positivo. El objetivo
de esta
asignación aleatoria de equipos es evitar que se establezcan
grupos por
amistad, afinidad o interés personal. El sentido y utilidad
de estos equipos
difiere bastante del habitual, como se describe más
adelante.
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La mecánica
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En esta primera sesión
de presentación se comunica a
los alumnos la forma de trabajo y calificación en la
asignatura, recibiendo una
información aproximadamente equivalente a la que se resume a
continuación.
De forma general, una asignatura
cuatrimestral se estructura
en diez unidades sucesivas, cada una con una duración de
unos diez días
naturales. En una asignatura de 45 horas presenciales (4,5
créditos) esto puede
corresponder a la utilización de unas cuatro horas de clase
presencial por cada
unidad. En cada una de estas unidades el profesor, en el papel de cliente, solicita a la empresa
o proveedor, representado por
los alumnos, unos productos concretos. Estos son manuscritos
individuales,
originales y cortos, de unas 600 palabras, con plazo de
ejecución alrededor de
una semana y fecha de entrega cerrada e inaplazable. La calidad del
producto se
“paga” con cero a diez puntos aditivos. Esta
actividad se repite diez veces,
formando el tronco funcional del método, de modo que un
alumno puede acumular
hasta cien puntos por este concepto en todo el curso. La falta de
entrega de un
trabajo en la fecha especificada se penaliza con cinco puntos
negativos, y el
plagio o copia, tanto de una fuente externa como de un
compañero está
penalizada con diez puntos negativos.
Esta actividad principal se
complementa con otras
formas de participación activa, también
continuadas y cíclicas, que permiten
estimular, entrenar y premiar otras habilidades, como la capacidad
crítica,
iniciativa, creatividad, cooperación,
organización o trabajo en equipo. Esta
pauta repetitiva tiene gran valor formativo, muy apreciado como tal por
los
propios alumnos, ya que permite aprender de los propios errores. Por
otra
parte, un mal resultado en uno de los trabajos no representa una catástrofe para la
calificación final,
ya que representa sólo una parte reducida de esta y hay
muchas oportunidades
para compensarla.
En cada unidad, todos los alumnos
realizan su trabajo
sobre el mismo tema. En la fecha señalada para la entrega,
los trabajos se
recogen al iniciar la clase. El autor de cada trabajo sólo
firma con su número
de identificación, que en principio solo conoce
también el profesor. Una vez
recogidos, de entre todos los manuscritos entregados se extraen cuatro
al azar
y se llama, también al azar, a cuatro alumnos por su
número de identificación
evitando, por supuesto, coincidencias con los trabajos antes
seleccionados. La
ausencia de clase no justificada de un alumno llamado para esta
actividad se
penaliza con cinco puntos negativos. El resto del tiempo de clase se
dedica a
una actividad de evaluación crítica en
común de los trabajos seleccionados.
Cada uno de estos cuatro alumnos, consecutivamente, procede a leer en
público
el trabajo que le ha correspondido al azar y, a
continuación, realiza una
evaluación crítica del mismo. Esta
evaluación no tiene por que ser negativa. De
hecho, se les orienta y estimula a destacar los aspectos más
positivos e
identificar aquellos en los que se podría mejorar el
manuscrito. Realmente el
sometido a evaluación en esta actividad es el
evaluador del manuscrito, no su autor. Según la
calidad y profundidad de su
reflexión crítica sobre el manuscrito, este
alumno recibe entre cero y cinco
puntos aditivos. En esta actividad los restantes alumnos
también pueden
intervenir, expresando cualquier opinión, acuerdo o
desacuerdo con la
evaluación del manuscrito.
Además de todo esto,
cualquier intervención
razonablemente destacada de un alumno, en cualquier momento del curso,
se
premia con puntos acumulativos que se reflejarán en la
calificación final. A lo
largo del curso se pueden acumular, por tanto, bastante más
de cien puntos
mediante estas diversas actividades. Éste es un
estímulo para la participación
bastante eficaz en primer curso de licenciatura. En cursos superiores
no es
necesario, de hecho, resulta rechazado por cortar la espontaneidad y
actualmente ya no se aplica.
La publicación de la
puntuación acumulada se puede
considerar prácticamente inmediata. Nuestro compromiso con
los alumnos es que
dispongan de la calificación del último trabajo
entregado antes de realizar la
entrega del siguiente. Esta calificación acumulativa es
vinculante para ambas
partes. Esto significa que cada alumno sabe realmente como
está progresando su
calificación desde la primera semana del curso.
Para aprobar se requiere haber
entregado al menos
siete de los diez trabajos y haber acumulado al menos cincuenta puntos.
Con
estos requisitos, la calificación final se obtiene,
simplemente, dividiendo la
puntuación acumulada por en número de trabajos.
Todo alumno que consiga cien o
más puntos tiene garantizada una calificación de
sobresaliente 10.
Hasta aquí,
más o menos, llega la descripción del
funcionamiento de la asignatura tal como se les transmite a los alumnos
al
comienzo del curso. El principal objetivo en esta
introducción es detallarles
la forma en que van a conseguir su calificación final, algo
que les interesa de
forma especial, como es muy lógico. Con esto
también se transmiten una serie de
compromisos formales que van a regir el desarrollo de la asignatura.
Uno de los
más importantes para los alumnos es, sin duda, el que hace
el profesor al
comprometerse con la calificación que va acumulando cada
alumno a lo largo del
curso. Esto pone en las manos de cada alumno una parte muy importante
del
control sobre su propio progreso en el curso, ya que va a tener
múltiples
posibilidades de corregir sus propios errores y mejorar en sus
resultados. Las
penalizaciones también representan un compromiso positivo
con valores y tienen
un sentido formativo transversal, ya que se penaliza el plagio o la
falta de
responsabilidad en el cumplimiento con plazos de entrega de un trabajo
por
ejemplo.
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La Red
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Uno de los planteamientos de base
en este método consiste
en llevar a la docencia la misma fuente de información que
ya es, sin duda, la
principal en el trabajo de investigación, y que no es otra
que Internet, la
Red, algo que ya forma parte esencial de nuestro entorno de trabajo,
como un
instrumento de investigación más y tal vez
más que un instrumento de
investigación. Esto desde luego ya es cierto en Ciencias
Biomédicas, y me
atrevo a presumir que también lo es, o lo será en
poco tiempo, en muchas otras
áreas.
Esto no significa despreciar otras
fuentes de
información, como libros o revistas científicas,
o incluso el mismo profesor.
De hecho, en el desarrollo del curso se estimula también el
uso de estas otras
fuentes. Pero este método está profundamente
ligado al uso de la Red como
fuente de información primaria por diversos motivos. El
primero es porque
posibilita un acceso inmediato a una enorme cantidad de
información, de modo
que permite asignar trabajos relativamente complejos a los alumnos con
plazos
razonables de realización considerablemente reducidos. Esto,
en definitiva, no
es más que hacer que los alumnos utilicen y con ello se
entrenen en el
aprovechamiento de una herramienta de gestión de
información que los
profesionales ya estamos usando, y que aprendan a explotarla del mismo
modo,
con los mismos objetivos y con el mismo buen criterio.
Aparte de este papel evidente, como
una gran
biblioteca de acceso rápido, hay otro aspecto muy importante
que hace de la Red
algo más que un enorme contenedor de
información. Si los temas de
trabajo se eligen bien, el propio proceso de búsqueda de la
información puede
convertirse en un extraordinario elemento formativo. No me refiero con
esto al
entrenamiento en el manejo de herramientas de búsqueda, que
ya tiene valor por
sí mismo, sino al hecho de que la propia búsqueda
alrededor del tema propuesto
puede hacer que el alumno descubra por sí mismo la propia
importancia de dicho
tema, aunque simplemente sea por encontrar que aparece una gran
cantidad de
páginas, artículos, libros o incluso empresas en
dicha búsqueda. También puede
descubrir conexiones y relaciones con múltiples conceptos u
otros temas que el
alumno ni sospechaba en principio que pudieran estar relacionados.
El profesor tiene un recurso
excelente para controlar,
diría que teledirigir,
este proceso
de búsqueda mediante la indicación de palabras
clave. Encontrar las palabras
clave iniciales adecuadas es, de hecho, la parte más
difícil cuando el alumno
se enfrenta a un tema desconocido. Al sugerir unas palabras clave para
iniciar
la búsqueda, el profesor sabe qué va a aparecer
ante los ojos del alumno en
cuanto las utilice. Si el profesor utiliza este recurso con habilidad,
el
impacto intelectual sobre el alumno puede ser tremendamente efectivo.
Sólo
descubrir que Google localiza medio millón de
páginas sobre un determinado tema
científico deja una impronta más eficiente y
duradera en el alumno que
cualquier indicación del profesor sobre la importancia de
ese tema. En clase el
profesor tiene que persuadir y el alumno creer lo que se le dice.
Google, sin
embargo, sólo muestra una realidad y esta puede superar
cualquier imaginación.
Un pequeño ejemplo, aunque sea muy especializado del
área de biología: decir
que el microRNA es un tema muy, muy, pero que muy importante, requiere
creer al
que lo dice y es bastante probable que el interlocutor sospeche que se
está
exagerando un poco. Teclear “microRNA” en Google y
descubrir que hay unos diez
millones de entradas en la Red es, seguramente, mucho
más impactante. Utilizar
Google Trends y descubrir que todas esas
entradas se inician en 2005 puede revelar al alumno que está
ante una
revolución del conocimiento en Biología. Y tal
vez lo más importante es que el
alumno tendrá la sensación de haber descubierto
todo esto por sí mismo y
seguramente atraerá su atención para saber
más sobre este tema, que en el fondo
es lo que se pretendía desde el principio. ¿Ha
hecho ya la prueba? (Google,
Google Trends).
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Figura 2. Metabuscador
programable
javascript. (www2.uah.es/rna).
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Las páginas web
de la
asignatura (www2.uah.es/rna)
están pensadas para servir como una herramienta
útil en todo este proceso de
búsqueda. Uno de los elementos funcionales principales que
hemos desarrollado
para esta tarea es el “metabuscador” (figura 2),
una utilidad programada en
javascript que permite introducir muy fácilmente una serie
de palabras clave,
combinaciones o frases para iniciar la búsqueda. Esto
representa una facilidad
para los alumnos, pero tiene una utilidad muy importante para el
profesor. Al
facilitar de este modo el inicio de la búsqueda se consigue
dirigir a los
alumnos hacia aspectos muy concretos del tema y, además,
permite saber
exactamente qué van a encontrar los alumnos nada
más comenzar su búsqueda. Para
algunos alumnos, la forma de combinar palabras clave para restringir la
búsqueda les sirve de ejemplo para desarrollar sus propias
habilidades en este
sentido. |
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El aula
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La sorpresa, a veces asombro, otras
veces confusión de
los alumnos ante los resultados de su búsqueda se llevan a
la clase. El aula es
el lugar de encuentro en persona entre profesor y alumnos. Desde el
planteamiento inicial del tema hasta el día de entrega de
los trabajos, las
clases son el entorno dedicado a compartir hallazgos, a plantear todo
tipo de
dudas, a concretar posibles enfoques del problema o perfilar la
orientación de
los manuscritos.
Las clases presenciales
también permiten al profesor
conducir, con muy poco esfuerzo, un proceso que ya está en
marcha, introducir
nuevas dudas sobre la marcha, o transmitir cualquier
información que los
alumnos soliciten o que se detecte como necesaria.
Un aspecto en el que hacemos mucho
énfasis en cada
tema es que los alumnos lleguen a descubrir y expresar correctamente
por qué
motivo es realmente importante el tema que se está tratando.
Evidentemente,
esto obliga a que los temas planteados sean realmente importantes. El
tiempo
que se dedica en clase a reflexionar colectivamente sobre este aspecto
tiene,
en mi opinión y experiencia, más valor afianzador
de conocimientos, conceptos y
relaciones que cualquier tiempo dedicado a transmitir supuestamente la
misma
información por métodos magistrales.
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El profesor
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El papel del profesor es muy
importante y complejo en
este método, y me atrevo a decir que muy gratificante en el
plano personal.
Esto es así incluso cuando abandona precisamente el papel
más tradicional como
transmisor principal de la información. Uno de los papeles
del profesor es el
de cliente, del que se ha derivado
el
nombre que hemos acuñado para este método.
El cliente,
en terminología de gestión de proyectos, es la
persona que demanda un producto
o servicio y cuya satisfacción pasa a constituir el objetivo
del proyecto. Es
quien más sabe sobre lo que desea conseguir y, por tanto, la
persona a la que
se puede y debe acudir para obtener más detalles para la
realización del
proyecto. Los alumnos, cada alumno,
pasa así a asumir el papel de profesional o empresa
proveedora de lo que demanda el cliente. En esta asunción de
un papel como el
elemento más activo y creativo de la relación
hemos podido apreciar un importante
valor formativo. Conforme avanza el curso, los alumnos ven reforzada su
confianza y autoestima, al percibir que tienen capacidad por
sí mismos para
responder, de forma propia y original, a una demanda intelectual
compleja, no
sólo de aprender y repetir una información
recibida. Esto también pone en valor
el propio conocimiento, especialmente si se les consigue transmitir que
están
haciendo realmente lo mismo que venden
muchas empresas de consultoría, asesoramiento, vigilancia
tecnológica, etc. de su
área.
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Figura 3. Ejemplo de enunciado de un tema.
Este es un tema de “cultura profesional general”,
con bajo contenido de datos científico-técnico,
ya que es el primer tema propuesto en la
asignatura de Fundamentos de Biología a alumnos
recién ingresados en la carrera de Química.
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Como ya se ha indicado antes, al
principio de cada
unidad el profesor, en el papel de cliente, sabe y debe transmitir
exactamente
qué producto desea obtener. Esto comienza con el enunciado
del tema o título
del manuscrito al inicio de la actividad. Se detalla el
título del manuscrito y
con qué orientación general desea que se
desarrolle el contenido. Esto queda
también reflejado en las páginas web de la
asignatura, como un enunciado
extenso del tema a desarrollar. En la figura 3 se presenta un ejemplo
de uno de
estos enunciados, que en este caso corresponde al primer trabajo
encargado en
la asignatura a alumnos de primer cuatrimestre de primer curso de
Licenciatura
en Química, esto es, un par de días
después de entrar en la Universidad. Hasta
el momento en que se propone el trabajo, en clase no se ha hablado nada
específico sobre este tema. Esto significa que los alumnos
se enfrentan a la
tarea de elaborar un manuscrito sobre un tema que desconocen. El
principal
problema que se encuentran los alumnos, sobre todo en los primeros
cursos, no
es realmente la comprensión de la información,
sino algo tan aparentemente
simple como encontrarla.
Durante el tiempo de
ejecución de cada trabajo, el
profesor actúa como consultor
o consejero, respondiendo a las
dudas que
van surgiendo. El afloramiento de estas dudas puede y suele requerir
una
indagación, por lo que es necesario ser muy consciente de
qué deben estar
encontrando los alumnos en su búsqueda, y tal vez
más importante, con qué orientación
se desea que progrese esta búsqueda y
comprensión. El profesor transmite mucha
información en este periodo, pero esta se percibe como
demandada, como
respuesta a las dudas y preguntas, no como el tema que toca hoy.
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El equipo
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La capacidad de
cooperación, el trabajo en equipo y la
solidaridad son competencias personales cada vez más
valoradas en el mundo
profesional. Para estimular estas habilidades sin perder individualidad
en la
responsabilidad sobre el trabajo, la calificación del
manuscrito propio se
promedia, alternativamente en cada unidad, con la máxima o
con la mínima de los
otros miembros del equipo.
El equipo actúa como un
elemento de ayuda mutua. Sus
integrantes comparten un interés común, plasmado
en los logros de todos y cada
uno de sus miembros. Se obtiene un beneficio cuando el grupo ayuda
tanto a los
compañeros que obtienen mejores calificaciones como a los
que tienen más
dificultades. El beneficio de cada uno de los miembros del equipo
repercute
positivamente en beneficio de todos. También comparten todos
la responsabilidad
cuando uno de los miembros obtiene un bajo resultado. Esta forma de
trabajo se
ha introducido recientemente, fundamentalmente con el objetivo,
aparentemente
bastante alcanzado, de reducir una actitud excesivamente competitiva
que se
venía observando entre los alumnos.
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Figura 4.
Ejemplo de presentación de puntuación acumulada durante el curso.
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En la figura 4 se muestra un ejemplo de presentación de
puntuación acumulada durante el curso. Los equipos aparecen
identificados por colores, en la columna “E” del panel inferior (Fresa,
Limón, Oliva, Azul, Menta y Naranja). Las calificaciones t1, g1,
y sucesivas corresponden a trabajo 1, grupo 1, etc. En el panel
superior aparece la historia de puntuación, incluyendo total (T)
y media (M) del alumno número 6. Se puede apreciar que este
alumno está evolucionando de forma muy positiva. El trabajo
inicial se calificó con un nivel aprobado, pero
rápidamente empezó a obtener calificaciones de
sobresaliente. Su equipo también muestra una evolución
muy positiva. Los máximos y mínimos iniciales se
movían en el nivel de aprobado, mientras que cuatro trabajos
más adelante los mínimos se sitúan en el notable.
El equipo, por tanto, actúa como tal durante la
preparación de cada trabajo, en la búsqueda y
comprensión de la información, en la traducción en
algunos casos, en el planteamiento de los manuscritos y en la
evaluación crítica y eventual mejora de estos antes de su
entrega. Sin embargo, el principio de que los manuscritos deben ser
individuales y no copiados se mantiene. Aunque parezca una
conjunción difícil, esto no ha resultado ser un problema
en la práctica. El método de trabajo sugerido, que parece
resultar eficaz, es que trabajen en grupo para todo, excepto para
escribir el manuscrito. Es importante destacar que en los manuscritos
se valora la originalidad, la redacción, la forma en que
comunican con el lector, el uso correcto de los términos
científicos, en fin, casi cualquier aspecto imaginable excepto
listas de datos o de nombres. Estos, sin embargo, deben haberse
entendido para luego poder escribir algo interesante sobre el tema. El
equipo ayuda en esta comprensión. También ayuda en la
mejora del resultado. No participa en la creación individual.
El trabajo en equipo siempre genera conflictos. En nuestro caso
hemos observado algunas situaciones relativamente generales. Una
aparece cuando en un equipo con buenos resultados mayoritarios hay un
miembro con malos resultados que no se muestra accesible a se ayudado
por los otros. Evidentemente, sus malos resultados reducen la
calificación cuando toca hacer media con la mínima. Otra
situación conflictiva ocurre cuando un alumno con bajos
resultados sería receptivo a la ayuda, pero no la recibe de sus
compañeros. La observación más interesante es que
la presión de la calificación semanal hace que estos
conflictos se manifiesten abiertamente en clase muy pronto. Esto aporta
al profesor un conocimiento muy valioso sobre la dinámica
interna de los grupos, que otras estrategias de valoración del
trabajo en equipo sin embargo no permiten. Evidentemente, los alumnos
manifiestan estos conflictos porque buscan la ayuda del profesor para
resolverlos. Una posible respuesta del profesor que puede tener
también un importante valor formativo para los alumnos es hacer
que lo traten como un conflicto interno, dejar que ellos mismos decidan
una solución y luego, simplemente, aceptarla.
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Los manuscritos
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Hay un matiz muy importante en todo
este método. Lo
que el profesor-cliente solicita es
el manuscrito. Nosotros
contextualizamos
estos textos siempre dirigidos a un lector, no a un profesor, por
ejemplo para
una supuesta publicación como una nota corta en un
suplemento de ciencia de un
periódico, o una revista de divulgación
científica. El cliente sería aquí el
editor de la publicación. Este cliente no
desea ninguna recopilación de datos o nombres,
vacía de cualquier interés o
aportación personal. Lo que demanda es un texto atractivo,
que comunique con el
lector, que le transmita por qué un determinado tema es
tremendamente
importante, para la sociedad en general o para la comunidad
científica, o por
lo que representa para el avance del conocimiento o de la
tecnología. Por supuesto,
este cliente debe valorar y estar dispuesto a pagar
con la calificación, aspectos como la creatividad,
originalidad, corrección y profesionalidad en las formas y
en el uso de la
terminología.
El aprendizaje de contenidos,
entendidos éstos como
datos, nunca se presenta como el objetivo principal. Sólo
aparenta ser el medio
imprescindible para conseguir elaborar un manuscrito original con
calidad
profesional. Esto hace que la comprensión de contenidos se
realice con una
finalidad concreta y práctica, y resulte una consecuencia
inevitable del método
sin aparecer como el objetivo explícito principal. Es como
aprender un idioma
usándolo y para usarlo, no memorizando un vocabulario o una
gramática para un
examen. Los contenidos científicos de un programa
tradicional pueden
mantenerse, tan sólo aplicando una visión
enfatizada desde, por ejemplo, diez
temas focales que puedan actuar
como
centros de nucleación de una red de relaciones entre
conceptos.
Todos los manuscritos deben
responder a unas
características muy bien delimitadas previamente. En primer
lugar se trata de
manuscritos en sentido literal, esto es, escritos a mano. El objetivo
es educar
progresivamente a los alumnos hacia una reducción de la
estrategia de “corta y
pega”. Aunque los temas de cada trabajo se elijan
cuidadosamente por el
profesor, es evidente que los alumnos van a encontrar textos que se
ajustan, al
menos en parte, a lo que se les pide que elaboren y es inevitable que
algunos
caigan en la tentación de cortocircuitar la
resolución del encargo. La
obligación de presentar un trabajo manuscrito es, sin duda,
una incomodidad
para el profesor a la hora de la corrección, pero queremos
creer que representa
una cierta garantía de que el autor al menos ha
leído lo que pone en su
trabajo. Este requerimiento tiene un objetivo principalmente formador y
puede
flexibilizarse conforme avanza el curso, más aun en cursos
avanzados de
Licenciatura o en Doctorado donde se puede esperar una mayor madurez
como
promedio en el colectivo de alumnos.
La extensión de los
manuscritos está limitada a unas
seiscientas palabras, que corresponden aproximadamente a un folio
manuscrito
por ambas caras. La bibliografía y posibles figuras no
cuentan para esta
limitación de la extensión. Este es,
posiblemente, el aspecto menos
rigurosamente mantenido. La capacidad de resumir y transmitir una
información útil
y bien estructurada en pocas palabras es una habilidad que requiere un
considerable entrenamiento. Los manuscritos entregados en los primeros
trabajos
suelen ser mucho más extensos y cargados de datos. En la
actividad de lectura y
evaluación crítica en clase, antes detallada, los
propios alumnos se percatan
del efecto negativo que tiene esta acumulación de datos,
tanto sobre la
legibilidad como sobre el interés sobre el tema que
despierta el texto para el
lector. Esto también se puede reforzar promoviendo en clase
un pequeño debate
sobre qué aspectos son los que ellos, como lectores,
aprecian en un buen texto
cuando lo encuentran.
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¿Aspectos a
destacar?
¿Cómo se
podría mejorar?
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La tremenda implicación
de una parte considerable de
los alumnos es, posiblemente, la faceta más positiva que se
ha podido constatar
con la aplicación de este método. Por supuesto,
estos alumnos son los que
consiguen mejores resultados y no cabe ninguna duda de que
obtendrían también
buenos resultados con casi cualquier otro método.
Aquí no hay milagros. El
hecho destacable no son los resultados, sino su
satisfacción, la sensación que
dicen tener de haber aprendido un
montón.
En estos alumnos se percibe que aumenta la confianza en sus propias
capacidades, su autoestima, la satisfacción con los
resultados de su esfuerzo.
Y también asimilan contenidos
científico-técnicos. Tanto o más que
con los
métodos magistrales anteriores y desde luego con mayor
profundidad. No listas
de nombres o datos, pero sí un uso más
profesional del lenguaje y la
terminología, mayor rapidez en la identificación
y expresión de relaciones
entre conceptos, una capacidad muy superior a la inicial para reconocer
los
motivos que hacen importante un tema cualquiera, un descubrimiento, un
desarrollo, un logro científico.
La excesiva cantidad de tiempo
fuera del aula que los
alumnos dedican a esta asignatura es, probablemente, el principal
aspecto a
mejorar. Muchos alumnos señalan que les
resultaría imposible seguir este ritmo
si todas las asignaturas utilizasen la misma metodología.
Los alumnos fiables,
a nivel de cuarto curso de Licenciatura por ejemplo, afirman dedicar
entre 10 y
12 horas de trabajo en cada tema, más las cuatro horas de
clase presencial.
Esta estimación resulta totalmente creíble, y
representa unas 40 horas de carga
de trabajo por crédito actual, que es algo superior a las
25-30 horas
recomendadas para una conversión directa a
créditos ECTS. La modificación más
simple podría hacerse reduciendo el número total
de temas.
Como despedida, me
gustaría reflejar aquí una frase
escrita por un alumno al terminar el curso en su blog,
que por cierto ha iniciado a propósito de nuestra asignatura
de Biología Molecular, recién finalizada en el
momento de escribir este
artículo.
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Figura 5.
Entrada en la bitácora “El Rincón de Marco” (divulgacion-cientifica.blogspot.com).
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Bibliografía
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ReDes | Vol.1 No.1 | septiembre 2006 | 3-7
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